Cinco medidas de seguridad que salvan vidas en el agua y que todo padre debe saber
Mientras las familias se reúnen para fiestas en las piscinas y el disfrute de playas y lagos este verano, los expertos resaltan que la seguridad en el agua es crucial para prevenir los ahogamientos, especialmente entre los niños. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades informan que las tasas de ahogamiento han aumentado desde la pandemia del COVID-19, y tan solo en el 2022 ocurrieron más de 4,500 muertes.
El ahogamiento es la causa principal de muerte para los niños con edades entre 1 y 4 años. Por este motivo, la Dra. Julie Gilchrist, directora de Medicina y Ciencias de la Alianza Nacional para la Prevención de Ahogamientos, enfatiza la importancia de saber habilidades de natación que salvan vidas. “Y no conozco de ningún otro traumatismo con tasas de hospitalización tan sustancialmente altas como las del ahogamiento", dijo ella. Aunque las tasas de ahogamiento son más altas entre los niños pequeños y en edad preescolar, las de los adolescentes y adultos jóvenes también han aumentado. “Las tasas de ahogamiento también aumentan alrededor de los 65 o 70 años debido a consecuencias de salud secundarias”. Estas incluyen factores como un descenso del azúcar en la sangre o de la presión arterial, un calambre o incluso un derrame cerebral.
La privación de oxígeno que acompaña a un ahogamiento provoca lo que Gilchrist llama una “lesión hipóxica global” al cerebro y a otros órganos. Eso significa que no se afecta solamente una parte de un órgano o del cuerpo. “Y en el hospital, no tenemos muchas intervenciones. Una vez que sucede un ahogamiento tenemos pocas intervenciones para tratarlo y por eso la prevención es extremadamente crucial”, dijo ella.
Esclarecimiento de conceptos erróneos
Los malos entendidos generalizados sobre la seguridad en el agua contribuyen a las tasas de ahogamiento, y Gilchrist dice que abordarlos puede ser de mucha ayuda para la prevención.
En primer lugar, los padres a menudo asumen que oirán si su hijo tiene problemas. “El ahogamiento es increíblemente silente e increíblemente rápido”, dice Gilchrist. Según se produce el ahogamiento, las víctimas a menudo luchan para respirar en posición vertical, con solo sus caras fuera del agua. Llega el momento en que no pueden levantar sus manos o gritar. Los niños mayores tal vez pidan ayuda, pero los más pequeños muchas veces no entienden qué está sucediendo.
“Otro de los mitos es que la gente piensa que, porque son buenos nadadores, pueden enfrentar cualquier cosa y no corren riesgo de ahogarse”, dice Gilchrist. Ser buen nadador no garantiza la seguridad, especialmente si estás solo, sin salvavidas u otras personas vigilando.
Abordaje de la equidad en la salud
Las tasas de muertes por ahogamiento varían según la raza. Para los indios americanos o los nativos de Alaska menores de 30 años, las tasas son dos veces más altas que para los blancos, y las mayores disparidades se presentan entre aquellos con edades entre 25 y 29 años (3.5 veces más alta). Para los negros menores de 30 años, las tasas son 1.5 veces más altas y las mayores disparidades se presentan entre los niños negros con edades entre 5 y 9 años (2.6 veces más alta) y entre 10 y 14 años (3.6 veces más alta).
El abordaje de estas disparidades es más complejo y multifacético que el simple aumento del acceso a las clases de natación. La investigación muestra que la larga historia de exclusión de las piscinas públicas y las actividades acuáticas ha tenido un impacto duradero al hacer que muchos negros, indios americanos y nativos de Alaska no se sientan bienvenidos en entornos de natación. Si estos grupos tuvieran instituciones sociales de apoyo, enseñanza de natación en las escuelas y más oportunidades de bienvenida se reducirían los riesgos de ahogamiento al fomentarse habilidades que salvan vidas, aptitud en el agua y soltura general en presencia del agua.
Según Gilchrist, “hay algunas buenas noticias: tenemos intervenciones basadas en evidencias. Sabemos lo que funciona”, dice ella. “Además, en una sola una generación se pueden reducir los riesgos, porque los niños que nadan se convierten en padres con niños que nadan”.
Para obtener más información sobre cómo mantenerte seguro este verano, visita NDPA.org.
Cinco capas de protección
La buena noticia es que hay cinco intervenciones científicamente demostradas para reducir el riesgo de ahogamiento:
- Supervisión activa
La supervisión constante, vigilante y capaz es vital, especialmente cuando los niños están cerca del agua. Esto significa permanecer al alcance de los niños pequeños, evitar las distracciones como teléfonos celulares o materiales de lectura, y saber a cuáles señales de ahogamiento estar atento y qué hacer en caso de que suceda el mismo. - Uso de chalecos salvavidas
Asegurar que los niños y adultos usen chalecos salvavidas adecuados para su tamaño y aprobados por el Servicio de Guardacostas de Estados Unidos cuando estén en o sobre cuerpos de agua naturales puede prevenir el ahogamiento al mantener las vías de entrada de aire sobre el agua. “Se estima que del 50% al 80% de las muertes relacionadas con embarcaciones pueden prevenirse con chalecos salvavidas”, dice Gilchrist. - Enseñanza de habilidades de seguridad al nadar desde temprana edad
“Contamos con ciencia sólida que muestra que los niños tan pequeños como de un año pueden aprender habilidades [acuáticas] que salvan vidas, como voltearse [sobre sus espaldas] y flotar”, dice Gilchrist. “Si tienes un niño de un año que está comenzando a caminar, considera la posibilidad de que tu hijo aprenda habilidades que salvan vidas”. - Protección de las piscinas y las fuentes de agua
La instalación de cercas que aíslen las piscinas por los cuatro lados, con puertas que se cierran solas, puede prevenir que los niños sin supervisión tengan acceso a las piscinas. “Un gran número de ahogamientos de niños pequeños sucede cuando no es el momento de nadar”, dice Gilchrist. - RCP por transeúnte
La RCP puede restaurar el oxígeno al cerebro y mantener el flujo de sangre en las víctimas de ahogamiento, y se ha demostrado que la RCP por transeúnte mejora los resultados y salva vidas. Hasta los niños pueden realizar una RCP eficaz. Los niños tan pequeños como de cuatro años pueden evaluar los primeros eslabones de la cadena de supervivencia. Cuando tienen entre 10 y 12 años los niños pueden alcanzar profundidades de compresión de pecho efectivas y volúmenes de ventilación entrenando con maniquíes.
El primer paso es llamar al 911. A continuación, evaluar si la persona está consciente o respirando. Si la persona no responde y no está respirando regularmente, comenzar RCP inmediatamente. Gilchrist enfatiza la importancia de respiraciones de rescate en la RCP para víctimas de ahogamiento.
Además de estas cinco capas de prevención probadas, Gilchrist señala que los sistemas escolares pueden enseñar los aspectos básicos a los niños. Enseñar a los niños a que nunca naden sin la supervisión de los adultos y hacerles entender los riesgos, como las corrientes de agua y los obstáculos sumergidos, se puede hacer fuera del agua. “En las clases sobre seguridad acuática dentro del agua, no clases de natación, enseña habilidades que salvan vidas, como flotar”, dice Gilchrist.
Gilchrist también dice que las municipalidades pueden ayudar a mantener las personas seguras cerca de los cuerpos de agua. “[Pueden] guiar a la gente hacia lugares con salvavidas, sin corrientes y sin desniveles”, dice ella. También pueden ofrecer herramientas para la seguridad en el agua. Una coalición para la prevención de los ahogamientos en Chicago trabaja para asegurar que se proporcionen aros salvavidas y boyas en lugares populares para nadar en el lago Michigan, mientras que una coalición en Seattle ha establecido estaciones de préstamo de chalecos salvavidas. En el condado de Broward, en Florida, las clases de seguridad acuática, dentro del agua, forman parte del currículo escolar regular.